Los lémures son animales hermosos y muy simpáticos. Presentan una variedad de tamaños, colores y características físicas singulares que no solo los distinguen entre ellos mismos, sino que los destaca de todos los tipos de primates que existen en el mundo.
El tamaño de un lémur no se limita a una sola medida; esto puede variar mucho de acuerdo a la especie. El lémur ratón de Berthe (Microcebus berthae) no solo es el representante de su superfamilia más pequeña del mundo, sino el primate más diminuto que existe con apenas 30 g de peso y 9.2 cm de longitud. Por lo contrario, el lémur rufo blanco y negro (Varecia variegata) mide hasta 1.20 m de largo (con todo y cola) y pesa poco menos de 4.5 kg.
Con apenas 30 g de peso, el lémur ratón de Berthe es el primate más pequeño que existe.
Existen lémures color crema, marrones de diferentes tonalidades, rojizos, blancos, grises, negros y amarillentos; con franjas distribuidas en la cola o en la cabeza y manchas irregulares por distintas partes del cuerpo; con colas largas, anchas, delgadas, esponjosas o cortas. Algunos llaman la atención presentando coronas brillantes en la parte superior de la cabeza mientras otros son atractivos por sus orejas anchas y peludas. El pelo que los cubre es suave y esponjado, lo que les da una apariencia más voluminosa, aunque en ciertos tipos este es corto y no es tan llamativo como en otros.
Carecen de dimorfismo sexual a simple vista. Unos cuantos presentan diferencias en el tamaño corporal, en los dientes caninos, o bien, exhiben dicromatismo sexual, es decir, diferencias en el color de la piel de acuerdo al género, pero para esto uno debe observar muy bien.
El aye-aye (Daubentonia madagascariensis) es posiblemente el lémur más exótico que hasta hoy se conoce. No es como un ejemplar cola anillada o un sifaca, es una criatura mediana con largas orejas, ojos muy intimidantes y de cuerpo peludo pero con una delgada capa blanca que cubre parte de la cabeza; sus dedos son largos, delgados y un tanto “extraños”, y en general provocan cierto miedo al mirarlos, pero una vez que uno se informa sobre ellos, esta perspectiva cambia totalmente de manera positiva.
La cola de los lémures es muy larga y gruesa, siendo de una longitud máxima de 15.5 cm y no es prensil como muchas personas creen. Sus extremidades son muy flexibles y de gran longitud, algo que les aporta facilidad para moverse entre los árboles. Sus manos y pies les permiten sostenerse en las ramas y están equipados con uñas en vez de garras en la gran mayoría de las especies.
La cola de los lémures no es prensil.
Si hay algo que no puede pasar desapercibido en los lémures son sus enormes, brillantes e intensos ojos. Estos pueden ser de tonos rojos, naranjas, amarillos o incluso azules. Contrastan bellamente con su pelaje y en los representantes de menor tamaño suelen lucir más prominentes.
Olfato y vista
Realizan «peleas fétidas para esparcir olores e imponer su dominio.
Su sentido del olfato está muy bien desarrollado. Ellos generan muchos aromas para comunicarse en diferentes etapas de su ciclo de vida, especialmente para cuestiones de territorialidad y reproducción, pero ¿de dónde salen dichos olores? De glándulas odoríferas ubicadas en el cuello, muñecas, cerca de la axila, antebrazos o en los genitales, como por ejemplo, en el escroto de los machos. Es común ver entre ellos “peleas fétidas” donde agitan su cola para esparcir olores e imponer su dominio.
En cuanto a su vista no se tiene profundos resultados de la mayoría de las especies, pero algunos tienen la capacidad de distinguir entre dos o tres tipos de colores. El lémur de cola anillada, por ejemplo, se encontró que no puede diferenciar entre rojos y verdes pero sí entre azules y amarillos.
Locomoción
Son primates que pueden adquirir una posición tanto erguida como en cuatro patas. Cuando tocan el suelo firme se desplazan tranquilamente en una postura cuadrúpeda o bien, se disponen a saltar manteniendo el equilibro con sus brazos abiertos y cola levantada hasta llegar a su destino deseado.